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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Foto: https://www.google.com/

 

CARMEN BOULLOSA

( México)

 

Escritora y poeta nacida en México en 1954.
Estudió Literatura Hispanoamericana en la Universidad Iberoamericana yen la UNAM, en la misma ciudad.
Em 1980 creó el taller Tres sirenas, uma imprenta de libros de artista com tirajes pequenos.
Há publicado al menos once poemarios desde 1979, entre los que se encuentran  La bebida, La Delírios y Niebla.

 

TEXTO EN ESPAÑOL – TEXTO EM PORTUGUÊS

 

LOS POETAS DEL HAY 2009.  Cartagena, enero 29 – febrero 1 de 2009.   48 p                                              Ex. bibl. Antonio Miranda

 

Allá va la hierba que creció sin tocar tierra.
Va la que no conoció el lodo ni el seco craquelar sin lluvia.
Pasa en flor.
sobre la ráfaga.
Pasa silbante.
Blandida o aventada  como arma o herramienta.
No sabe pesar porque nunca ha pesado.
Al volar no duerme ni descansa.
Hierba sin nombre, hierba perra, hierba palabra del mono que en la
noche grita
articulando sin gramática.
Hierba oliendo a carne,
nacida al roce de una piel insomne con otra que no sabía conciliar el   sueño,
las de esos dos entrando donde rige la razón incuerda con los ojos
abiertos,

Ignorando el rito tajante del sueño que divide a lo real en dos trozos.
Un paso los traía o los llevaba a la locura, no los quemaba la frontera.

 

Perdían el piso sin saltar, distrayéndose volaban,
sus huesos desconocían el gravitar de la piedra.
Hierba que repudia el rocío, que no obedece al sol,
hierba sin rumbo,
nació crecida, arrancada; su flor lleva en trozos diminutos
el fúnebre color que en Cuaresma cubre el rostro y la llaga de Cristo, 
es luto destazado
Va la hierba, como si no tuviera cuerpo, en la loma del viento.
Tose.
Allá va, miente, nunca aprendió a pisar, firme firmeza,
desnuda, acostada, la siempremuerta.
No hubo semillas en su árbol genealógico.
Nació entre cuatro paredes, donde el hombre cubría su membro
con vísceras de gato y usaba a los vientres hasta reventarlos,
sellando con incansable gozo su infertilidade.
Apenas mira el rostro que lo ama.

La hierba nació donde la sangre animal y la menstrual se vaciaban
en el mismo vaso, y el semen era desordenadas sílabas
gritando revueltas en la boca de la hembra.

Como el moho en el rincón inmundo,
así la nunca pegada ni aderida nació entre el vientre de él y el de ella,
a golpes,
sin el rito que bendisse el amor, hurtada al jadeo, robada al llanto,
irreverente
humo sacrificial sino frenda, sacado con el carbón ardiente
y la ausência de El Cordero o de El Hijo.
El cuchillo la encontro sin tocar la carne.
Es brote de puñal, vástago de la boca entreabierta por la que entra
o sale el suspirar agitado, rasposo y anómalo de la noche.
Atrás de ella sólo se escucha la bala,
de mosquete, la espuela raspar la losa.
Un grito pidiendo misericordia.
Ella es la ruidosa respiración de un cuerpo que se perde en el   
labirinto a voluntad,
para que lo devore el mitad animal, mitad ángel y hombre que ahí
reina,
llamado con las letras del incrédulo,
que besa como si comiera y hablara a un tiempo,
en besos de verbo,
el encajando-encajado,
el ladrón hurtado,
el esclavo-tirano,
el perro amo,
el hacha, galletita, caramelo, guillotina, horca y abrazo,
el desconcierto,
el veneno adictivo,
el rayo de luz asesina,
el todo párpadod (cierras, abres)
el lumbre,
el hielo,
el dolor.
“Sombra, iluminación, doble, inconfiable.
Ciego, visible, duda, negación, vista:
Entierras mil veces el cuerpo sobre el que insistes en acostarte,
lápida móvil que repites incansable el eterramiento, sepultas con tu
forma,
revestido de lo que llamas con tres sonidos forasteiros emulando al    amor.
Manto de suave fibra.
Ráfaga, rayo,
descanso, vuelo.
Caes mientras te habla el ciervo que has cazado, vencedor vencido,
cazador apresado,
gángster de la metralla despojando al corazón del cálido pecho.
P um-pum (hace él ahora, a sola, canto del gallo huérfano del
amanecer,
colorado músculo, manco, si no sería tuerto: desearía ahorcarse
com sus leales venas).
¿No Podrías deja la garra y la pezuña, aceder a la tentacion del lábio
que cuatro veces repetido en un solo cuerpo, más sus dobleces,
te habla, pide, te suplica, lo reconcilies con el término Amor?
¿Terminar la ceguera?
¿Traer el gozo la dicha, la paz, la risa?
¿Restaurar la gramática?
¿Arrebatarle la lengua al insensato mico que no compreende la selva?
¿Dar a la hierba um trecho de tierra que habitar junto al pozo?
¿Provocar la llegada de la lluvia?
Una frase más del beso hablante.
Desnudo vistes la manta sin la que hoy muero de frío, al Sur, en la
tierra del calor.”
Allá va la hierbe de que hablaba.
Apareció cerca de las sábanas que aceptaron la caligrafía de tinta   
sangre,
dejando que la borrara para siempre el tonto jabón y el agua,
sin suspirar uma de las cien merecidas veces por la perdida del dibujo
del amor que trazaron com tanto empeño los torsos.
Ahí apareció, la hierba. El viento la adoptó viéndola sin donde
sostenerse, y yo la nombro, leal a su passo.
Salió entre tu piel y la mía,
entre mi vagina y el esqueleto da acero del edifício donde habita el
amor.
Nació robándome el alma. La encarna en clorofila y fibras,
alma sin cuerpo volando en la frágil ráfaga.

(Fragmento)

TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução por ANTONIO MIRANDA

 

Lá vai a erva que cresceu sem tocar a terra.
Vai a que não conheceu olodo nem o seco craquelas sem chuva.
Passa em flor.
sobre a rajada.
Passa assoviando.
Esponjosa ou com vento como arma ou ferramenta.
Não sabe pesar porque nunca pesou.
Ao voar não dorme nem descansa.
Erva sem nome, erva cadela, erva palavra do macaco que na
noite grita
articulando sem gramática.
Erva cheirando a carne,
nascida do roce de uma pele insone com outra que não sabia conciliar
o sonho,
as desses dois entrando onde rege a razão sem nexo com os
abertos,
Ignorando o rito categórico do sonho que divide o real em dois
pedaços
Um pedaço os trazia ou levava à loucura, não os queimava na
fronteira.

Perdiam o chão sem saltar, distraindo-se voavam
seus ossos desconheciam o gravitar da pedra.
Erva que repudia o orvalho, que não obedece o sol,
erva sem rumo
nasceu crescida, arrancada, sua flor le em pedaços diminutos
a fúnebre cor que na Quaresma cobre o rosto e a chaga de Cristo,
é lluto descoberto
Vai a erva, como se não tivesse corpo, no lombo do vento.
Tosse.
Lá vai, mente, nunca aprendeu a pisar, firme firmeza,
descuda, deitada, a sempremorta.
Não havia sementes em sua árvore genealógica.
Nasceu entre quatro paredes, onde o homem cobria sem membro
com vísceras de gato e usava os ventres até rebentá-los,
selando com incansável gozo infertilidade.
Apenas mira o rosto que o ama.

A erva nasceu onde o sangue animal e a menstrual se esvaziavam
no mesmo vaso, e o sêmen era desordenadas sílabas
gritando revoltas na boca de fêmea.


*

 

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Página publicada em janeiro de 2022


 

 

 
 
 
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